Todas las comunidades de gente originaria poseen personas de gran autoridad que ejercen su medicina mediante ceremonias.
Ellos diferencian entre el cuerpo, el organismo que se complace con los alimentos sabrosos y el agua límpida; el Alma individual, que se complace con los afectos; y el Alma colectiva, depositaria de los conocimientos y pautas culturales.
El Alma colectiva, de hecho, es imperecedera. El cuerpo se desgasta y se cambia por otro.
El Ama individual no se pierde con la muerte; permanece, ronda, va a otro lugar terreno silencioso y oculto; regresa luego en otro cuerpo…
El cuerpo es una dócil herramienta del alma. Si el alma está baja de energía, compungida, avergonzada, o se siente culpable, entonces el psicólogo-médico-maestro se hace cargo de levantar el instinto de vida del paciente hacia la salud, la alegría y el entusiasmo.
Todo el grupo, la comunidad, ayuda a llevar el pensamiento del paciente hacia ese estado. Todos los que lo aman cargan con su alma.
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