miércoles, 4 de marzo de 2009

Hace 3.479 años

Lo que usted va a leer ahora fue encontrado en los “Anales” del faraón Thutmés III (Nuevo Imperio, 18a dinastía 1580-1320), y fue extraído de un papiro que está archivado en la sección egipcia del museo del Vaticano. En 1953, el príncipe Boris de Rachewitz consiguió traducir algunos de sus trechos, mas luego las autoridades del Vaticano recuperaron el papiro, llegando a insinuar que no existía.

La parte que fue traducida dice lo siguiente:

“(...) En el 22º año, en el tercer mes de invierno, en la sexta hora del día (...) los escribas de la Casa de la Vida descubrían que era una bola de fuego que venía del cielo. (Si bien que) ella no poseía cabeza, el soplo de su boca tenía un olor hediondo. Su cuerpo, una vara de largo y una vara de ancho. No hablaba. Sus corazones se estremecieron y lanzaronse a la tierra de bruces (...). Ellos fueron a estar con el rey (....) para relatarles. Su Majestad ordenó (...) fue examinado (...) todo cuanto fue escrito en la Casa de la Vida. Su Majestad meditó acerca de lo que llegará. Ahora bien, algunos días pasaron esas cosas, he aquí que ellas fueron más numerosas que nunca. Ellas brillaban en el cielo más que el Sol, hasta los límites de cuatro pilares del firmamento.

”(...) Poderosa era la posición de las bolas de fuego. La armada del rey las observaba y el rey se encontraba en medio de ellas. Era como la reparación de la noche. Sobre esta, las bolas de fuego se elevaron más alto en dirección al Sur. Peces y aves cayeron del cielo. Era una maravilla jamás vista desde la fundación de este país.” Esta fecha y esta catástrofe coinciden con las plagas de Egipto citadas en el episodio del Éxodo. El Éxodo es el segundo libro de la Biblia y de la Torá (el Pentateuco, la Ley), del Tanaj (la Biblia hebrea), y del Antiguo Testamento cristiano.

En 2006, Walter Friedich, de la Universidad de Aarhus, Dinamarca, fechó con carbono 14 restos de una roca de Thera (volcán Santorini - Islas Cícladas - Mar Egeo) en torno al 1.600 a.C.; otros especialistas de la Universidad de Cornell (Estados Unidos), entre 1660 y 1613 a. C.

Marta Balbi: "Bola de Fuego"


Testimonio registrado en Egipto

Extraordinario acontecimiento catastrófico en las islas Cícladas
Hace 3.500 a 3.470 años a la fecha, lo que hoy es el Archipiélago de Santorín -en el Mar Egeo- era una sola isla, de un verdor y hermosura incomparables; tenía alrededor de 16 kilómetros de diámetro y se elevaba casi 1.500 metros en el pico de una simétrica montaña.
No se sabe cómo se llamaba en ese entonces; recibió el nombre de 'Thera' cuando la colonizó Theros, antiguo héroe espartano.
Esta isla, junto con Creta, formaba parte de la civilización Minoica, la cultura marítima más importante del mundo antiguo, la cual había dominado el Este del Mediterráneo, Chipre, Egipto y Anatolia, durante unos 1.500 años, durante la Edad de Bronce.

La isla de Creta era el centro del Reino Minoico, cuya vigorosa sociedad se dedicó al comercio y tocó todos los rincones del mundo conocido. Pero "en un sólo día y una noche" el volcán lo destruyó todo con una violencia inigualable. Una inmensa nube volcánica de 40 Km de alto ascendió hasta la estratosfera, acompañada por detonaciones colosales que pudieron oírse desde el centro de África hasta Escandinavia, y desde el Golfo Pérsico hasta el Peñón de Gibraltar; las ondas sonoras de la explosión dieron de 10 a 12 veces la vuelta al mundo. El polvo que el aire arrastraba convirtió el día en noche a centenares de kilómetros, y al caer cubrió con un espeso manto una vasta extensión; probablemente alteró el clima de todo el mundo, ocasionando lluvias y descenso en las temperaturas.

Marta Balbi: "Explosión de la caldera del volcán Thera"

La expulsión de ceniza y material volcánico hizo que se fracturara el cono de estructura simétrica de Thera en varias secciones, quedando al descubierto la gigantesca cámara de magma. Billones de litros de agua marina se vertieron en el abismo candente y se produjo una serie de explosiones titánicas que hicieron volar más de 100 kilómetros cúbicos de la isla —mucho más que en cualquier otra erupción registrada en la historia de la tierra— y causaron gigantescas olas marinas, los llamados tsunamis, que se estrellaron contra las costas de Creta, rebasándola, Turquía (donde el agua entró 47 Km; cayó sobre el delta del río Nilo con una virulencia inconcebible y destruyó la capital de los hicsos en Egipto: Avaris. Algunos expertos consideran que la fuerza de la erupción y la forma y profundidad del lecho marino en esa parte del Mar Egeo pudieron haber producido olas que al romperse alcanzaron una altura de entre 60 y 70 metros.

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